Autores de Ropa Sucia

Elisa Rivero Bañuelos

Elisa Rivero Bañuelos

Cántabra de nacimiento y burgalesa de espíritu, porque pací en los escarpados riscos del cañón del Rudrón, donde se entierran las raíces de mi familia. El trepidante pasado del valle conformó mis dos pasiones: la historia y la naturaleza, eje y color de mis novelas y relatos.

Como aficionada a la arqueología, presido la asociación cultural Tribus del Íber, especializada en petroglifos y protohistoria del norte de Burgos y sur de Cantabria.

He publicado dos novelas históricas (Tarvos, de Tartessos a la Galia y Ambicatus, el primer rey de la Galia), dos libros de relatos (Historias aderezadas de un pueblo que sí existe e Historias de bronce y mar) y un ensayo sobre mitología (Hombres lobo y otros depredadores de la mitología), disponibles en Amazon; además de varios artículos en revistas.

Ignacio C. Sierra

Ignacio C. Sierra

Soy Ingeniero Informático y aún más leísta que vallisoletano. Tras años de cultivar la ficción en pliegos de proyectos y currículums vitae tomé la pastilla púrpura, salté al pozo de la escritura, y sigo cayendo sin encontrar el fondo. Escribo sobre personas normales que terminan haciendo cosas aberrantes, sobre la crisis de los cuarenta, y sobre neonazis y violencia. A menudo al mismo tiempo.

El relato El anunciante especialista ganó el XII Premio de Relato Corto Una historia con Renault. Sueño suspendido y Creación aparecieron en la antología de ciencia ficción Ni en un millón de años. Factótum, uno de los relatos de MADRID-34 (un libro de relatos distópicos ardiendo en un cajón) fue publicado en la revista Windumanoth. Otros relatos remaron para morir en la orilla de la final en los concursos Viajes encadenados, VI Concurso Historias de Familia, Semillero de historias de cuarentena, Relatos musicados y en la XVII Antología Premio Orola.

Agustín Álvarez

Agustín Álvarez

Podría haber nacido en la duna de Baelo Claudia hacia el final del siglo II a.C., o dentro de diez mil años en Dune, pero no, nací en León en 1953 y ahora me catalogan como “de Valladolid casi toda la vida”.

Siempre me ha llamado la atención la caligrafía por eso, claro está, me apunté a un taller de escritura creativa, nueve años ya, y como desde niño he disfrutado de la música, abandoné de joven bachiller las clases de solfeo y piano, me anoté a una escuela para poder diferenciar la cuerda de la madera y, ésta, del metal. Ahora a los 72 años estoy muy animado para actuar en películas, tanto con texto como sin él, y estoy enviando fotos a las agencias de selección para que suene la flauta, a poder ser travesera.

No recuerdo si he sido piloto de aviones transoceánicos, o bombero forestal en Canadá, o veterinario de caballos en Arabia Saudí, o guía turístico en el estrecho de Magallanes, o fontanero de una compañía de seguros en Sevilla, o director de la Filarmónica de Berlín. ¡Tengo mucho lío!

Mientras me aclaro un poco y me llaman para el cine, sigo dándome cuenta que vivo y lo hago, a diario, con una persona extraordinaria, y sigo leyendo bastante y escuchando mucha música y escribiendo poco.

José Alberto García Macho

José Alberto García Macho

Madrileño de nacimiento, palentino de crianza y vallisoletano de adopción, sin contar con su querencia a refugiarse en las costas asturianas. Aficionado a muchas cosas, como el cine, los viajes y el ajedrez, pero entendido en muy pocas. De niño decía que iba a ser periodista y escritor, pero se quedó en funcionario, aunque no maestro como su madre y su abuelo (y mucho tiempo después su hija), que tampoco habría estado nada mal. Estudió Derecho en el Valladolid de los años finales del franquismo y de la transición, un tiempo que le marcó y definió lo que ama y lo que odia, las ideas y los sentimientos con los que ha vivido luego, con muchas dudas y tropiezos, cincuenta años más. Ha sido también amante, padre, marido y amigo de algunas mujeres extraordinarias que le han rescatado, cada una a su manera, de sus muchos miedos y fracasos, y a las que está muy agradecido. Ahora, una vez jubilado, busca desandar el camino y reanudar el rumbo que un día debió tomar, sin saber si le queda tiempo suficiente para ello. Ha escrito con esa intención unos pocos relatos, algunos de los cuales andan por ahí publicados en antologías como ésta, y siempre le ronda la cabeza una novela que quizá nunca termine. Sin embargo, no por esto se considera escritor, que es una palabra rotunda que debe reservarse para quien escribe todos los días y vive más dentro de sus historias que fuera de ellas, lo que por el momento no es el caso.

Delia Renedo Infante

Delia Renedo Infante

Podría bromear al estilo de Gila sobre mi nacimiento y decir que cuando yo nací mi madre no estaba en casa, así que vine a este mundo en casa de una tía materna. Sin embargo, mi cuna siempre estuvo en Paredes de Nava, al igual que la de mi paisano Jorge Manrique.

Por circunstancias de la vida, he pasado largas temporadas lejos de casa. Los recuerdos de todas las experiencias vividas y de las personas con grandes mochilas que he conocido desde corta edad, se han acumulado en mi memoria, que se va llenando como el disco duro de un viejo ordenador.

Soy quien soy, gracias al esfuerzo de mi familia por sacarme adelante y a todas esas vivencias que han dibujado mi hoja de ruta.

Estudié Trabajo Social en Valladolid, donde actualmente resido, aunque mi trabajo como empleada pública me ha llevado a residir en varias ciudades.

No me considero escritora, pero tengo muchas historias que contar y me esfuerzo cada día por hacerlo de la mejor manera posible. Creo que es fundamental dar a conocer a los héroes silenciosos que nos rodean, y que su recuerdo perdure más allá de su círculo más cercano.

El personaje del relato que presento está inspirado en un ser de luz que iluminó mi vida con su sonrisa, amor y fuerza de voluntad. A través de él, pretendo reflexionar sobre la fortaleza del espíritu humano y su capacidad para encontrar belleza y significado incluso en la adversidad y las pequeñas cosas.

Marta Posadas

Marta Posadas

Nací en Valladolid en 1974. Mitad gallega, mitad castellana, no encajar en ninguna categoría me define. Estudié Derecho, me especialicé en Integración europea y tengo un postgrado de Igualdad. Apasionada de la literatura, cursé también asignaturas de Filología Hispánica y participo, desde hace quizá demasiados años, en talleres de escritura creativa. He trabajado en esto y aquello: una multinacional tecnológica, dos proyectos empresariales propios, una inmobiliaria… pero por encima de todo tengo un cachorro de león y soy una (im)perfecta equilibrista1. Comencé a escribir en un tiempo espeso, cuando tuve que abandonar el trabajo fuera de casa tras el nacimiento de mi tercer hijo, afectado por una enfermedad rara. Desde entonces he publicado varios relatos y colaboro con la Fundación Escritura(s) como jurado en los concursos del clubdeescritura.com.

  1. Libre adaptación de la letra de la canción Cachorro de león, Coque Malla 2016 

Julio Herrero Fuentetaja

Julio Herrero Fuentetaja

Julio Herrero Fuentetaja es segoviano, de tierra de pinares. Economista de formación, se ha dedicado a tareas educativas durante gran parte de su vida profesional. Su mayor afición es la montaña y la naturaleza. Le gusta leer y escribir relatos cortos. Sus argumentos preferidos son las secuencias de lo cotidiano, intentando extraer la chispa y el gracejo de cada acontecimiento. En la vida no solemos enfrentarnos a grandes hazañas, sino que más bien los días son monótonos y previsibles. Se trata de aprender a descubrir el indecente placer de saborear y disfrutar de las historias más comunes. Ha publicado un libro de escenas titulado: Upe, una pícara encantadora. Actualmente vive en Valladolid, compagina la actividad educativa y literaria con la de voluntariado.

Raquel Casas Nogales

Raquel Casas Nogales

Raquel Casas Nogales, nacida en Madrid en 1978, donde estudié Ciencias Ambientales, pero criada en Valsaín, Segovia, entre pinos, montañas y la belleza del Eresma. De ahí son mis raíces, que me guiaron a una vida ligada a la naturaleza y a su conservación. Mis primeras publicaciones están dedicadas al mundo de la trashumancia y a sus pastores, mundo que conocí de la mano de uno de los naturalistas más grandes que ha tenido nuestro país, Jesús Garzón, y con el que trabajé muchos años. De ese mundo académico y técnico los años me han conducido al mundo de la literatura, donde sintiendo más que nunca mi vocación, creo que se puede luchar por un mundo mejor conectando con lo más valioso que tenemos los humanos, nuestra alma.

Pilar Molero García

Pilar Molero García

Valladolid, 1943

Comencé a trabajar de taquígrafa antes de acabar el bachillerato.

Leía mucho. Y escribía. El escribir sin que nadie pudiera entender mis garabatos era para mí, entonces, un privilegio de libertad.

En julio de 1960, El Norte de Castilla publicó en su suplemento dominical un relato que les había enviado en réplica a otro aparecido en sus páginas.

Después colaboré en la revista que el Banco Castellano —donde trabajé— editaba para sus empleados.

Seguí escribiendo.

Años después oposité a la Administración. Y fui a la Universidad.

Me jubilé pronto. Viajé. Escribí.

Hasta hoy.

Teo de Prada Blanco

Teo de Prada Blanco

Vallisoletano por accidente y de la “Quinta del Cobi”, es decir, del 71. Tintin y el Capitán Trueno me enseñaron a leer. A partir de ahí, siempre con un libro en la mochila. Estudiante tardío de Periodismo, aunque no vivo de ello. Compagino mi aburrido trabajo, con la lectura de todo lo que cae en mis manos, y de vez en cuando, escribo sobre lo que veo y escucho.

Miriam Conde Redondo

Miriam Conde Redondo

Nacida en Valladolid en 1968, ingeniera industrial de profesión y escritora por pasión. Ser hija de librera me marcó desde pequeña. Mientras otros niños jugaban a otras cosas, yo me sumergía entre libros, lo que, sin duda, imprime carácter. He publicado dos novelas de intriga histórica y de vez en cuando me aventuro con relatos. La escritura es mi manera de inventar mundos y por supuesto, negociar con mis personajes. Porque, seamos sinceros, ¿quién no ha discutido alguna vez con una hoja en blanco? Creo firmemente que no hay nada como un buen libro para hacerte reír, llorar y, siempre, pensar.

Mario Requejo

Mario Requejo

(Valladolid, 1994) es profesor de Filosofía y sietemesino. Por horrible que parezca, imparte clases particulares de sintaxis. Lo intentó con la escritura creativa, pero no salió del todo bien. La gente suele acordarse de su cumple porque coincide con el aniversario del Golpe de Estado. Sueña con vivir en la costa norte y detesta el olor a humedad. Le pirran los barrios, los lugares abandonados y los cementerios. Nunca ha jugado a la ouija. Su película favorita es de miedo, la que sea. Mantiene más o menos viva la esperanza de visitar algún día Knockemstiff, Ohio. Una vez le preguntó una cosa a Mariana Enríquez, ella se la respondió y él nunca podrá olvidarlo. De momento, sólo ha publicado dos relatos. No es escritor, pero poco a poco, se miente.

Alejandro Hernández

Alejandro Hernández

Alejandro Hernández es un zaragozano que reside en Valladolid desde 2018. Nacido en 1983, es ingeniero de formación y profesión. Sin embargo, desde pequeño, ha tenido una relación muy cercana con la literatura. Primero, como lector. Después, como narrador de historias. Ha escrito varias novelas que permanecen a la espera de editorial. Cuatro de los cuentos con los que ha participado en concursos literarios han resultado finalistas y están publicados en distintas antologías.

Claudia Heredero Millán

Claudia Heredero Millán

Soy Claudia, de Madrid, y llevo dibujando desde que tengo memoria. Siempre me ha fascinado la ilustración, la pintura y todo lo que tenga que ver con la creatividad. Ahora mismo estudio un grado en Diseño de Producto, donde sigo explorando nuevas formas de crear y expresarme. Disfruto experimentando con colores, formas y técnicas. ¡Para mí no hay nada mejor que dejarse llevar y ver cómo una idea cobra vida!